La OCDE estimó que las tasas aplicadas en la mayoría de los países en cuanto al consumo energético no son eficaces ni coherentes para contrarrestar sus consecuencias medioambientales y sanitarias.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), los gobiernos "renuncian" no solo a percibir más ingresos, sino que minimizan su combate contra "la principal fuente de emisiones de gases con efecto invernadero".
En el estudio se destacó que las tasas manejadas actualmente no se encuentran a la altura del coste que generan al medio ambiente de su consumo tanto en término medio como en la mayoría de sus 34 países miembros y en siete economías del G20.
El impuesto medio aplicado al uso de todo tipo de energía es de 14,8 euros por tonelada de dióxido de carbono que se emite por ese uso, y el "coste social" de usar el carbono, según sus análisis, se eleva a cerca de 30 euros por tonelada.
La OCDE difundió que los países aplican niveles de imposición que van de los 0 euros en Rusia e Indonesia, los 47,8 euros en España y Portugal, que se colocan cerca de la mitad del baremo, y los 107,3 en Suiza.
El impuesto sobre algunos de los combustibles o carburantes más nocivos, según el organismo, es "particularmente débil" e incluso inexistente, lo que le confiere a ojos del consumidor un atractivo "que se demuestra injustificable".
Un ejemplo es el carbón, cuyo uso afecta considerablemente a la estabilidad del medio ambiente, y su tasa media es de 2 euros por tonelada de CO2. OCDE explicó que las tasas son muy variables según el tipo de consumidor, con diferencias que no se explican por su respectivo impacto medioambiental.
Así, son "mucho más bajas" sobre los combustibles utilizados para producir calor de uso residencial o industrial o para el sector eléctrico, que sobre los destinados al transporte, con una media de tres euros en el primer caso y de 70 en el segundo.
En 39 de los 41 países evaluados, el impuesto del diesel para el transporte es significativamente inferior al que recibe la gasolina, "aunque sea mucho más nefasto para el medio ambiente".
"Las posibilidades de recurrir a la fiscalidad para mejorar el estado del medio ambiente y frenar el cambio climático son todavía considerables", señaló en ese documento el secretario general de la OCDE, el mexicano Ángel Gurría.
En su opinión, los datos extraídos de ese análisis permiten "entrever pistas concretas" de reformas para garantizar que las tasas sobre el consumo energético "contribuyen con más eficacia a la consecución de los objetivos económicos, sociales y medioambientales".