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Biomímesis: la ciencia de imitar a la naturaleza llega a Colombia

Publicado: 11 de marzo de 2014 Categoría: Noticias del Sector

Esta disciplina aunque es mundial, apenas se abre camino en el país. Su aplicación es prometedora.

Biomímesis: la ciencia de imitar a la naturaleza llega a Colombia

El tren Shinkansen Bullet de la compañía West Japan Railway, conocido como el tren bala, tiene un pico de pájaro que lo hace silencioso en su veloz recorrido.

Pero antes no era así. Agobiado por los ruidos que generaba el tren al ingresar por un túnel, el jefe de ingeniería de este transporte Eiji Nakatsu, amante de la naturaleza, se preguntó por especies que pasaran de un medio a otro sin ocasionar ruido.

La respuesta la encontró en una de las especies del ave Martín pescador, que va desde el aire hasta el agua para atrapar peces sin crear ruido o salpicar. Modeló la parte delantera del tren con la forma del pico del ave y consiguió no solo eliminar el ruido, sino reducir en un 15 por ciento el gasto de electricidad y aumentar en un 10 por ciento la rapidez.

El tren bala hace parte de un grupo de asombrosas creaciones: vestidos de baños que imitan la piel del tiburón, edificios que se inspiran en mejorar su calefacción imitando las casas de las termitas, pinturas y pegantes que aprenden de las propiedades químicas de las hojas de loto…

Estas invenciones, que para algunos podrían ser inimaginables, son producto de una tendencia actual en la ciencia denominada biomímesis, una metodología que busca emular los patrones y procesos de la naturaleza en campos como la arquitectura, la educación y la ingeniería para el hallazgo de alternativas sostenibles.

3,8 billones de años en conocimiento

Las corrientes de agua y aire en el océano, las colas de los camaleones, la figura de las galaxias arremolinadas o la forma de las conchas marinas, tienen algo en común: su forma en espiral. La naturaleza no se mueve en línea recta.

Esto lo entendió Jay Harman, inventor de la compañía PAX Water’s, quien creó una tecnología biomimética para resolver los retos del abastecimiento de agua potable. Este objeto en forma de caracol logra con la misma energía de un bombillo, mover 10 millones de galones de agua, lo que genera una alternativa para reducir la contaminación en embalses.

Mitigar la polución, el calentamiento global y el uso ineficiente de los recursos naturales son los objetivos que tienen los inventores de esta corriente internacional, postulada en 1997 por Jane Benyus.

En su obra Biomimicry: Innovation Inspired by Nature, la investigadora propone unos “principios de vida” que debe aplicar toda creación biomimética, y que se pueden comparar como las normas ISO 9000 que la naturaleza cumple cuando genera vida.

Optimización de recursos, multifuncionalidad de cada elemento (por ejemplo, el pico del Tucán que sirve tanto para alcanzar sus presas como ser un regulador de temperatura), integración del desarrollo con el crecimiento y utilizar químicas verdes basadas en agua, garantizan que cada diseño y objeto sea sostenible.

“En la actualidad se cree que un desarrollo de innovación del 4 o 5 por ciento de eficiencia energética es un gran avance tecnológico, sin embargo cuando se observa la naturaleza se comprueba que, al compararla con tecnologías actuales, tiene una optimización del 15 al 80 por ciento en los gastos de energía”, asegura Melina Ángel, bióloga y una de las primeras magísteres en biomímesis en el mundo.

Aprender de las termitas, no exterminarlas

En Zimbabwe, las termitas ayudan a construir edificios en vez de destruirlos. Un complejo de oficinas tiene un sistema de aire acondicionado inspirado en los montículos de auto-enfriamiento de Macrotermes michaelseni, una especie de termitas que mantienen la temperatura dentro de su nido en un grado durante el día y la noche, mientras que la temperatura exterior puede ir desde 42 grados centígrados a 3.

En la actualidad la operación de los edificios construidos, según Biomimicry 3,8, organización internacional de biomímesis, representa el 40 por ciento de toda la energía usada por la humanidad, lo cual implica la búsqueda de sistemas de funcionamiento más sustentables.

Sin embargo, más allá de mitigar los impactos de contaminación para que el crecimiento económico continúe, Ángel, la experta colombiana en este campo, considera que a diferencia de otros enfoques sostenibles “la biomímesis llama un cambio de perspectiva para la reconexión con la naturaleza”.

Este reencuentro con el mundo natural parte de ‘biologizar las preguntas’, es decir, buscar las soluciones y funciones en el campo. Catalina Bustillos, líder de Biomímesis Caribe, un nodo de la red internacional Biomimicry 3,8 en Colombia, explica que “hay muchas miradas superficiales de la naturaleza en sus formas y no cómo funciona. Por ejemplo, con biomímesis no se busca cómo diseñar un bombillo, sino que vamos a la naturaleza a buscar cómo producir iluminación”, agrega.

Colombia, megadiversa en conocimiento

La investigadora Melina Ángel afirma que nuestro país tiene un alto potencial para aplicar la biomímesis, puesto que cuenta con investigación biológica de base, de la cual se puede extraer un importante compendio de datos sobre funciones de organismos y procesos ecosistémicos en especies únicas que habitan el territorio nacional.

Brigitte Baptiste, directora del Instituto Humboldt, agrega que Colombia tiene un gran conocimiento empírico en sus comunidades indígenas y afrodescendientes, que ya han adelantado sus propias innovaciones, y del cual se podría beneficiar el país.

También, advierte que es necesario que los arquitectos, diseñadores e ingenieros colombianos se acerquen a los recursos naturales. “Si los innovadores de los sectores de la industria nos hicieran más preguntas -dice Baptiste-, seguramente se beneficiarían del Sistema de Información Biológica para encontrar soluciones a partir de la biodiversidad”.

Por su parte, Alegría Fonseca, ambientalista y directora de la Fundación Alma, asegura que aplicar la biomímesis no sólo es un medio para valorar y conservar la biodiversidad, sino para que el país deje de desperdiciar la ventaja competitiva que tiene con sus recursos. “Tenemos la capacidad suficiente de negociación con otros países que no poseen nuestras riquezas naturales o las han destruido y por tanto son escasas”, asegura.

Inspirados en la naturaleza

Aunque en Colombia no se adelantan formalmente investigaciones con la metodología de biomímesis, ya se están realizando espacios de formación impulsados por el Instituto Humboldt, la Fundación Alma y la Universidad del Norte, que hace parte del nodo Biomímesis Caribe.

En marzo 21 y 22 se realizará el Seminario Internacional de Biomímesis 'Innovación inspirada en la naturaleza' que se llevará a cabo en la Universidad del Norte, en Barranquilla, y posteriormente habrá un taller teórico- práctico, donde expertos internacionales harán un trabajo de campo aplicado en los diferentes ecosistemas que posee el Parque Nacional Tayrona.

El evento contará con la participación de expertos internacionales como el arquitecto Raúl Villafranca y el biólogo Delfín Montaño, quienes llegan de la Universidad Iberoamericana de México.